La mayoría de los dueños de pequeños negocios han
recibido muy poca o ninguna formación profesional en administración de
negocios. Una parte de ellos ha aprendido el negocio con sus padres u otros
familiares y otros han empezado un negocio propio, disponiendo solo de capital
y buenas ideas, pero sin haber transitado por la dirección de forma académica. Esto
hace que más del 80 % por ciento de los empresarios de nuestras comunidades hoy
día, ejerzan la gerencia de forma empírica, lo que mas temprano que tarde los
conduce al fracaso.
La carencia de conocimientos teóricos sobre la ciencia
de dirección, los hace, en la mayoría de las veces, trabajar de forma operativa,
con un estilo reactivo que les impone estar regulando permanentemente el sistema
para que éste no deje de funcionar eficazmente, lo que determina un gasto
adicional de tiempo y energía, y un incremento de los costos, ya que como se
conoce, en materia de negocios, el tiempo es dinero.
Visto de una forma muy simple, una empresa, con
independencia de sus dimensiones, es un sistema creado por el hombre con un propósito
productivo, comercial o de servicios, que tienen un grupo de componentes de
cuya interacción armónica, dependen la eficacia y eficiencia de su
funcionamiento. Este sistema, llamado genéricamente “sistema organizativo”,
recibe un grupo de entradas (información, recursos, demandas, etc.) que
mediante la acción de los componentes del sistema, se convierten en salidas
(productos, servicios, ofertas). La razón
de ser del sistema es la satisfacción de las demandas de sus clientes, mediante
la producción o los servicios, manteniendo un resultado favorable en la relación
costos/beneficios; propósito que solo puede lograrse, cuando el sistema
funciona eficaz y eficientemente.
Las empresas, se consideran sistemas auto – regulados,
porque el control y el mantenimiento de sus parámetros esenciales dentro de los
rangos requeridos, se ejerce desde dentro del propio sistema. En tanto tarea de
dirección, la regulación del sistema organizativo es función del gerente o el dueño
del negocio, según sea el caso. Dicho de otro modo, mantener la empresa
funcionando de manera estable y de forma eficaz y eficiente, es una consecuencia
del adecuado ejercicio de las funciones gerenciales.
Dependiendo del negocio de que se trate, los
directivos pueden tener diferentes funciones, sin embargo, existen cuatro
funciones que tienen carácter universal, puesto que resulta imprescindible su
ejercicio en todas las organizaciones: planeación, organización, liderazgo y
control. Estas funciones gerenciales conforman un sistema, donde la planeación tiene
el carácter rector, pues esta función es la encargada de fijar las metas y
objetivos del negocio, tanto inmediatas, como a mediano y largo plazos.
Una de las deficiencias mas frecuentes en la dirección
de pequeños negocios, radica en que la planificación se aplica únicamente en el
nivel operativo, planeándose sólo lo que vamos a hacer al día siguiente, sin
proyectar el desarrollo futuro de la empresa, ni trazar una estrategia de
negocios que les oriente hacia el mismo. De manera general, los dueños de pequeños
negocios son muy hábiles al ejercer la planeación del día a día, pero carecen de
las competencias necesarias para el ejercicio efectivo de esta función a
mediano y largo plazos.
La función de organización, es la que se encarga de ordenar
y armonizar los recursos con que cuenta el sistema para el desarrolla de la producción
o servicio que constituye su razón de existencia. El ejercicio de esta función implica
distribuir de manera óptima los recursos materiales, humanos y financieros con
que cuenta el sistema para el desarrollo de la actividad a que se dedica el
mismo. Esta función gerencial incluye la concepción e implantación de la
estructura interna del propio sistema, y abarca hasta la determinación de quién,
cómo y con qué, se llevaran a vías de
hechos las distintas tareas necesarias para la producción o la prestación del
servicio de que se trate.
Una vez que se han trazado las metas y se han
distribuido los recursos, es necesario que el sistema se mantenga funcionando
en la dirección correcta y de acuerdo a lo previsto, y es ahí donde se
manifiesta el ejercicio de la función de liderazgo. Décadas atrás, esta función
se denominaba Regulación o Mando, nombre
que ponía el énfasis en el mantenimiento de los parámetros esenciales del
sistema para lograr su auto-regulación. Posteriormente, y subrayando las nuevas
tendencias en la administración empresarial, donde el énfasis se sitúa una gestión
efectiva del capital humano, se comenzó a designar esta función de la gerencia
como Liderazgo, ya que es en ella donde con mayor fuerza se manifiesta el
ejercicio de la acción gerencial, sobre todo a un nivel operativo; en la toma
de decisiones oportuna ante cualquier factor, ya sea interno o externo, que
pueda desestabilizar el óptimo funcionamiento del negocio.
El liderazgo eficaz, supone el desarrollo de un
conjunto de competencias gerenciales muy amplio: competencias para la gestión de
capital humano; competencias para lograr una buena comunicación con sus colaboradores;
competencias para la solución de problemas técnicos y de administración de
recursos; competencias para la negociación y la solución de conflictos y
competencias para la adopción ágil y oportuna de decisiones.
El ejercicio efectivo del liderazgo impone a los
gerentes y dueños de negocio la incorporación de las llamadas 4C: competencia,
carisma, corazón y coraje. La primera de estas C, implica que deben poseer al
menos los conocimientos básicos imprescindibles sobre la dirección y sus técnicas
más generales, aunados a las competencias gerenciales que de manera empírica
haya logrado incorporar en su experiencia de vida.
El carisma es una condición importante en el
liderazgo, pues no se concibe un líder que no sea capaz de motivar a sus
colaboradores, y vincularlos a las metas de la organización, logrando el
compromiso personal de cada uno de
ellos, con las metas y propósitos del negocio. En la tercer C, se agrupan las
competencias emocionales del directivo, tales como empatía, el auto reconocimiento
de sus emociones y el auto-control. Finalmente el coraje, es una cualidad
imprescindible para el liderazgo, ya que no se puede conducir al grupo, sino se
tiene el coraje necesario para tomar las decisiones imprescindibles para lograr
que el negocio funcione de manera óptima.
La función gerencial que cierra el ciclo de las
funciones generales de la dirección es el control, y es la encargada de brindar
la información necesaria para el ejercicio oportuno del liderazgo, en todos los
ámbitos de la empresa, tanto a nivel del sistema en su conjunto como en cada
una de sus partes por separado. El ejercicio efectivo del control, es una garantía
para las acciones oportunas y bien fundamentadas del liderazgo, para que estas
sean más eficaces y garanticen que el sistema se auto – regule.
En el ejercicio de las funciones de liderazgo y
control existe una relación tan estrecha, que es difícil establecer un orden secuencial
entre ambas; pero en toda la literatura especializada, se asume el control como
la función que cierra el ciclo gerencial, dando lugar a uno nuevo. Es preciso
destacar por otra parte, que el sistema de funciones de la dirección es muy
complejo, ya que dentro del ejercicio de cada una de ellas se revelan asimismo,
todas las funciones.
Dicho de un modo más claro, llevar a cabo casa uno de
estas cuatro funciones, implica planificar cuándo, establecer cómo, con quién y
con qué, garantizar que se realice conforme a lo previsto y controlar los
resultados de su ejercicio. Es decir la planificación, se planifica, se
organiza, se lidera y se controla, y así sucesivamente con cada una de las tres
restantes funciones generales.
Al llegar aquí, es probable que el gerente-lector se
pregunte, ¿donde están los consejos para lograr que el negocio funcione sin
tropiezos? Pues bien, no se trata de una receta milagrosa ni de una lista
exhaustiva de sugerencias, de acuerdo a nuestra experiencia profesional, la única manera de lograr que un negocio
funcione de forma óptima es ejercer eficazmente las funciones gerenciales. No
obstante, para no defraudar a mis lectores ávidos de sugerencias, aquí le van
algunas de carácter general:
- Asegure que las entradas del sistema le permitan hacer una planeación
adecuada: conozca
las necesidades de sus clientes y tenga al menos una estimación del futuro
comportamiento de la demanda; provéase información sobre el estado del
mercado, la situación economía y
financiera de su territorio ciudad, condado y estado; y sobre el comportamiento de la competencia; garantice
un sistema de información interno confiable, completo y oportuno; ejerza la planeación
tanto a nivel operativo como a nivel estratégico.
- Garantice un capital humano con las competencias requeridas: otórguele a la preparación del
personal, al monto de sus activos en conocimientos y a su propia preparación profesional
la importancia que tienen. Recuerde que en los 2000, la diferencia ante la
competencia la generan los activos intangibles.
- Estructure su negocio de una forma simple, económica y
flexible: base
la estructura interna de su negocio en el desarrollo de competencias múltiples
en sus empleados; mantenga un número mínimo de empleados competentes.
- Determine y estandarice los procesos que tienen lugar en su
negocio o servicio: garantice que cada colaborador conozca no solamente sus
funciones, sino todo el proceso en que interviene, y las interrelaciones de su
puesto con el resto de las posiciones, y cual tiene que ser su desempeño para
optimizar los resultados de dicho proceso.
- Garantice la calidad de los recursos que intervienen en el proceso
productivo o de servicios: tenga en consideración que la misma se corresponda con los
requerimientos del negocio y los de sus clientes; organice la distribución de
los recursos de manera que se facilite el proceso productivo o de servicios,
para que no se produzcan demoras innecesarias o cuellos de botella, ni acumulación
de recursos ociosos.
- Incremente las competencias gerenciales sistemáticamente; en especial aquellas que le
permitan ejercer un liderazgo efectivo, que garantice el funcionamiento estable
y eficaz de su negocio; tenga en cuenta que la planificación, la organización y
el control, son funciones que usted puede delegar o compartir con sus colaboradores,
pero el liderar solo puede hacerlo el gerente o dueño del negocio.
- Establezca un sistema de control eficaz; garantice un control sistemático
y confiable de todos los procesos que tienen lugar en su negocio. La información
que le aporte su sistema de control, le permitirá tomar decisiones mejor
fundamentadas, más objetivas y oportunas.
- Provéase asesoramiento especializado en las áreas del negocio
en que sus competencias no resulten óptimas; contrate los servicios de los abogados,
contadores y consultores que le resulten imprescindibles para garantizar el óptimo
funcionamiento del negocio y su
crecimiento a mediano plazo, así como par facilitar los procesos de comunicación
y negociación con personas ajenas a la organización (clientes, suministradores,
bancos, instituciones gubernamentales, etc.)
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