El reconocimiento
de nuestros malos hábitos es la condición necesaria para poder trazar una
estrategia que nos conduzca a la eliminación de los mismos, y la necesidad
obsesiva de control no es una excepción. Para poder diagnosticar en
qué magnitud tenemos tendencia excesiva de control, podemos utilizar un
instrumento propuesto por Jerry Burger, denominado Escala para la Deseabilidad
del Control, cuya forma de procesar las respuestas hemos adaptado para
facilitarle a mis lectores descubrir cuán dados al control excesivo son:
Este instrumento nos propone una
escala de selección con siete posibles alternativas:
- 1. No es aplicable a mi persona en modo alguno.
- 2. Usualmente no es aplicable a mi persona.
- 3. Muy a menudo no es aplicable a mi persona.
- 4. Estoy inseguro de si es aplicable a mi conducta o no aplica solamente en un 50 % de los casos.
- 5. Aplica a mi conducta más veces de las que no.
- 6. Usualmente aplica a mi manera de actuar.
- 7. Aplica siempre a mi manera de actuar.
Para procesar sus respuestas, hemos
considerado que otorgar a cada respuesta, la misma cantidad de puntos que el
número de la alternativa seleccionada, para finalmente, aplicar la siguiente
escala de interpretación de los resultados, propuesta asimismo por Jerry
Burger:
- ü Menos de 80 puntos: Usted tiene menos tendencia al control que el 95 % de las personas.
- ü Menos de 90 puntos: Usted tiene menos tendencia al control que el 70 % de las personas.
- ü Entre 90 – 110 puntos: Su tendencia al control es normal.
- ü Más de 110 puntos: Usted más tendencia al control que el 70 % de las personas.
- ü Más de 120 puntos: Usted más tendencia al control que el 95 % de las personas.
Es decir, que podremos considerarnos
satisfechos cuando nuestra tendencia al control sea igual o menor que 110
puntos, cuando resumamos el valor asignado a los veinte aspectos considerados,
a saber:
1.
Yo prefiero un trabajo donde tenga el máximo
de control posible sobre lo que hago y cómo y cuándo lo hago.
2.
Yo disfruto la participación política porque
quiero tener tanta incidencia en las acciones de gobierno como sea posible.
3.
Yo trato de evitar las situaciones en las que
otra persona me dice que tengo que hacer.
4.
Yo prefiero ser líder antes que seguidor.
5.
Yo disfruto el ser capaz de influenciar las
acciones de otros.
6.
Yo chequeo cuidadosamente todo en el
funcionamiento del automóvil antes de comenzar un viaje largo.
7.
Las demás personas usualmente saben lo que es
mejor para mí.
8.
Yo disfruto el poder tomar mis propias
decisiones.
9.
Yo disfruto cuando tengo el total control de
mi destino.
10.
No me gusta que otro tenga el liderazgo cuando
participo en un proyecto de grupo.
11.
Generalmente me considero mejor preparado para
manejar las situaciones que otras personas.
12.
Me gustaría dirigir mi propio negocio y
cometer mis propios errores para no tener que sufrir los errores de los demás.
13.
Me gusta tener una idea clara de cómo hacer un
trabajo y qué se espera de él, ante de comenzar a ejecutarlo.
14.
Cuando veo un problema, prefiero hacer algo
para resolverlo más que esperar y dejar que continúe sucediendo.
15.
Cuando se trata de órdenes, prefiero darlas
que recibirlas.
16.
Me gustaría trasladarle a otros muchas de las
decisiones cotidianas de la vida.
17.
Cuando manejo, trato de evitar ponerme en una
situación donde puede tener un accidente y ser lastimado, por los errores de
otros.
18.
Prefiero evitar las situaciones donde alguien
más deba decirme que debería estar haciendo.
19.
Hay muchas situaciones en las cuales prefiero
tener una sola alternativa ante de tener que decidir cuál adoptar entre muchas
opciones.
20.
Me gusta esperar y ver si otra persona
resuelve un problema y así yo no tengo que preocuparme por hacerlo.
Como explicamos en nuestra entrega
anterior, la tendencia al control se asocia en la mayoría de los casos al
“perfeccionismo”, entendiéndose como tal un estado de insatisfacción que nos
obliga a considerar que las cosas nunca están tan bien como deberían, y estar
impelidos a mejorarlas constantemente, sin tener en cuenta que “lo excelente es
enemigo de lo bueno”. Es por eso que para completar este diagnóstico – a los
efectos de incrementar nuestra felicidad erradicando el cuarto pecado – resulta
provechoso explorar cuán tendentes al perfeccionismo somos, a modo de completar
nuestro diagnóstico preliminar.
El instrumento que le proponemos, fue
sugerido por el profesor Dr. Rajagapal Raghunathan en una de las conferencias
de su curso on-line acerca de cómo lograr una vida exitosa y feliz. En el mismo
se propone una escala de evaluación de siete alternativas, las cuales vamos a
evaluar utilizando el mismo método que en el caso del instrumento anterior,
esto es, asignar a cada respuesta el valor en puntos del orden de la misma,
según lo siguiente:
- 1. Totalmente en desacuerdo.
- 2. En desacuerdo.
- 3. En cierta medida en desacuerdo.
- 4. Ni de acuerdo ni en desacuerdo.
- 5. De acuerdo en cierta medida.
- 6. De acuerdo.
- 7. Plenamente de acuerdo.
La interpretación de los resultados
alcanzados se realiza según la siguiente escala:
- ü Menos de 35 puntos: Usted tiene tendencia a sentirse satisfecho con los resultados que logra.
- ü Entre 35 – 50 puntos: Usted tiene tendencia al perfeccionismo.
- ü Más de 50 puntos: Usted es extremadamente perfeccionista.
Los aspectos que deben ser
considerados en este instrumento son los siguientes:
- 1. Muchas veces yo fantaseo en vivir de maneras totalmente diferentes a como vivo en la actualidad.
- 2. No importan cuán satisfecho yo esté con mi trabajo, yo considero imprescindible estar siempre buscando nuevas y mejores oportunidades.
- 3. Cuando voy en el carro oyendo la radio, usualmente cambio el dial y reviso oras estaciones para ver si están tocando algo mejor, aun cuando esté relativamente satisfecho con lo que estoy escuchando.
- 4. Cuando veo la TV, reviso otros canales, aún en medio de un programa que esté viendo.
- 5. Muchas veces se me hace difícil seleccionar un regalo para un amigo.
- 6. Cuando compro, me toma mucho tiempo encontrar una ropa que realmente me guste.
- 7. Rentar videos para mí es bien difícil, porque siempre estoy preocupado por encontrar la mejor de todas las ofertas.
- 8. Yo le doy a mis relaciones personales, el mismo tratamiento que a mis comprar de ropa, siempre busco encontrar la relación perfecta.
- 9. No importa lo que haya logrado, siempre tengo metas más altas.
- 10. Yo nunca selecciono la segunda mejor opción.
Una vez realizados ambos diagnóstico
el paso final consiste en hacer un análisis
cruzado para identificar el grado en que estamos cometiendo el cuarto pecado
contra nuestra felicidad, y estar en condiciones de adoptar estrategias para
minimizar sus nocivos efectos. Para este análisis utilizaremos la siguiente
tabla:
Primer Test
|
Segundo Test
|
Resultados
|
Más de 120
|
Menos de 50
|
Altamente controlador
|
Más de 120
|
Entre 35 y 50
|
Mayormente controlador
|
Entre 110 - 120
|
Mayor de 50
|
Mayormente controlador
|
Entre 110 – 120
|
Entre 35 y 50
|
Probable controlador
|
Menos de 80
|
Menos de 50
|
Baja tendencia al control
|
Antes
de concluir este primer paso en la búsqueda de estrategias para minimizar los
efectos de la necesidad del control, en nuestra felicidad y éxito, debemos
prevenir a nuestros lectores, de que como reza el refrán “tan malo es no llegar
como pasarse”, y así la baja tendencia al control puede convertirse asimismo en
un problema tanto cuando nos veamos obligados a controlar determinadas
situaciones, como porque nos puede convertirnos en víctimas de personas
controladoras que quieran coartar nuestro libre albedrío.
Les
invito a evaluarse utilizando los instrumentos ofrecidos para estar listos para
interiorizar los consejos de la tercer parte de este cuarto pecado: la
necesidad obsesiva del control.
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