viernes, 18 de septiembre de 2015

El Segundo Pecado: Buscar la Superioridad (I Parte)





Este pecado contra la felicidad consiste en compararnos con otras personas evaluando cuan ricos, bellos, famosos, poderosos, talentosos, inteligentes o exitosos somos y desear ser mejor que cualquier otro en alguno de estos aspectos. Esta tendencia está íntimamente ligada al hecho de que desde que nacemos estamos expuestos a la valoración y retroalimentación del criterio de los demás, el cual nos coloca en una posición superior o inferior a otros en los diferentes entornos donde  nos desempeñamos (escuela, trabajo, comunidad, etc.)

Como resultado del impacto que la opinión de los demás tiene sobre nosotros, desarrollamos la tendencia a la búsqueda de superioridad, solo para ser aprobados por los demás. Entre las razones por las que procuramos la superioridad se encuentran, las siguientes:
      (1)   Se siente muy bien ser admirados por otros. Ello aumenta nuestra autoestima y el respeto por nosotros mismos.
      (2)  Se siente muy bien cuando uno gana. En otras palabras, poner a prueba nuestra autoestima, evaluando cuanto mejores somos respecto a otros.
        (3)   Experimentar que progresamos hacia la maestría. Algo que es muy importante para nosotros es percibir la sensación de maestría en algún tema, actividad o dominio.
         (4) Experimentar autonomía. Cuando somos superiores a otros nos sentimos en libertad de comportarnos y actuar como nos plazca.


Sin embargo, a pesar de que a primera vista todas estas razones pueden avalar la búsqueda de superioridad, en tanto ello nos proporcionará admiración, autoestima y sensación de triunfo, de maestría o de autonomía, estudios realizados por prestigiosos profesionales de universidades estadounidenses, han evidenciado que la búsqueda de superioridad solo proporciona felicidad en el 11,0 % de los casos, y por el contrario, reduce la felicidad en el 78 % de éstos; en el 11 % restante no se aprecia ni aumento ni decremento en el nivel de felicidad.

Tales resultados indican, que la búsqueda de la superioridad no es garante de la felicidad. Dicho de otro modo, no es posible afirmar de manera absoluta que si somos superiores a los demás nos sentiremos más felices. Por el contrario, evidentemente, en la mayoría de los casos estudiados, buscarla superioridad solo les trajo más infelicidad, debido al impacto de las comparaciones sociales y la percepción de disgusto en personas que tienen alguna importancia para nuestra vida, profesional o personal.

De acuerdo con el criterio de la Dr. Sonya Lyubominsky, la observación sobre lo que los demás están haciendo resulta perniciosa, porque dicha comparación induce a la envidia, que además de ser uno de los 7 pecados capitales, es uno de los principales asesinos de la felicidad. La profesora antes citada apunta que “Usted no puede ser envidioso y feliz al mismo tiempo…” y por desgracia, las personas tienen una mayor propensión a experimentar envidia cuando alguien cercano es capaz de ser mejor en una dimensión o ámbito que es importante para ellas, sobre todo en aquellos relacionados con habilidades o talentos; es por eso, que para contrarrestar ese malestar, utilizan estándares materiales para compararse con otros, no por lo que son o por cómo son, sino por lo que tienen.

Por otro lado, si bien la búsqueda de superioridad no siempre garantiza una mayor felicidad, ello no quiere decir que en determinados contextos, no se convierta en un elemento consustancial para lograr el éxito, ya que sin duda alguna, el deseo de superioridad nos hace poner mayor intensidad en el empeño para lograr un buen resultado. Tal es el caso del deporte, y las actividades no intelectuales en general, donde la necesidad de ser el mejor se constituye en acicate motivacional para lograr el éxito. En las actividades creativas e intelectuales, por el contrario, el deseo de superioridad disminuye nuestras posibilidades de éxito, toda vez que la presión sobre el cerebro hace que algunas capacidades disminuyan, lo que reduce nuestras oportunidades de alcanzar un desempeño notable.

No obstante, la necesidad de sentirnos superiores puede impulsarnos al logro de metas y resultados exitosos, existen otras formas de alcanzar dicho estado de motivación, eliminando sus potenciales desventajas o efectos negativos; lo que no solo nos haría más felices sino también más exitosos. La fórmula para encontrar la motivación unida a la felicidad consiste en ocuparnos en actividades que tengan un gran significado para nosotros, de modo que sean capaces de inducirnos a un estado denominado “flow”.

¿Qué es el flow? ¿Cuándo y cómo podemos experimentarlo?

Cuando logramos experimentar un estado de “flow” sentimos una tranquila sensación de control y una gran confianza en nosotros mismos; uno percibe con absoluta claridad qué es lo que desea obtener y que hacer para lograrlo, y en este estado muchas veces nada es capaz de perturbarnos, distraernos o desconcentrarnos. Las características de un estado de “flow” son:
ü  Percepción distorsionada del tiempo (como si actuáramos en cámara lenta)
ü  Ausencia de autoconciencia
ü  Intensa focalización en el momento presente (aquí y ahora)

Es este el estado en el que un deportista llega a implantar un record de importancia, como el hasta ahora imbatible 2,45 m de Javier Sotomayor en salto alto, o los memorables 9,57 segundos de Usain Bolt en los 100 metros planos; cuando se logra un gol en un momento decisivo del juego, o cuando se batea un home run estando en la cuenta de 3 bolas y 2 strikes. Arquímedes debe haber experimentado un estado de flow cuando gritó “Eureka!!”, aunque aún no se había acuñado dicho término, propio de la Psicología contemporánea.















Cuando se experimenta un estado de flow, uno siente:
ü  Que vive una experiencia extremadamente grata, que nos retribuye emocionalmente de forma significativa.
ü  Que usted y la actividad son un todo indisoluble, son inseparables.
ü  Un sentimiento de absoluto control sobre la actividad y sus resultados.

Todo lo anteriormente expuesto, revela lo gratificante que resulta la experiencia de un estado de flow, y seguramente cada uno de los lectores estarán expectantes acerca de qué y cómo hacer para lograr un estado de flow. Lo primero que debemos conocer es que no es posible experimentar una estado de flow, cuando estamos ansiosos o aburridos en una actividad; dicho de otro modo, para lograr este estado es preciso estar realizando una actividad que nos motive y nos sea agradable.

Un segundo requisito para experimentar “flow” es que el nivel nuestras habilidades y competencias se encuentren en consonancia con las exigencias de los objetivos que se persiguen alcanzar con la actividad. Si usted nunca ha hecho gimnasia, es imposible que experimente “flow” en una sesión en al caballo de salto o la viga de equilibrio. Si usted no es un conocedor de la Historia Universal no podrá experimentar “flow” en un panel de expertos sobre la Grecia Antigua. Ahora bien, no se trata de que exista una correspondencia exacta entre competencias y exigencias, antes bien, es más factible experimentar el “flow” cuando se hace necesario un ligero esfuerzo para lograr el objetivo o la meta, esto es, cuando nuestras competencias se encuentran ligeramente por debajo de las exigencias del propósito a lograr.

Cuando se experimenta un alto nivel de flow, uno llega sin dudas a la convicción de que su propósito en la vida es continuar desarrollando aquellas habilidades y talentos que le propician esta enriquecedora y feliz experiencia. El estado de “flow” nos proporciona felicidad  porque ese momento se disfruta enormemente y es muy gratificante; porque dicha experiencia tiene mucho significado e importancia emocional para quien la vive; porque nos gana la admiración y el respeto de las demás personas y porque no conduce a lograr la maestría en el dominio o contexto de la vida en que se produce dicho estado.

Podemos resumir entonces que sentir ”flow”, es muy importante para alcanzar la felicidad y el éxito, así como también que nuestra vida laboral puede ser mucho más agradable y enriquecedora si somos capaces de experimentar flow en el trabajo, para lo cual resulta indispensable identificar nuestros talentos innatos, incrementarlos sistemáticamente y  usarlos de forma constructiva, tanto en su vida personal como en su entorno social. La zona más probable para experimentar el flow, es aquella donde se interceptan sus talentos personales, con las necesidades del mundo y lo que a usted le gusta verdaderamente hacer.    



Continuará….







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