martes, 29 de octubre de 2013

Trabajar con la Familia: ¿una ventaja o un error?



Este es un tema muy contradictorio en el ámbito empresarial. Mientras algunos negocios familiares, trascienden en el tiempo y pasan de padres a hijos, afianzándose en el mercado y consolidando su cultura de trabajo; otros directivos, reniegan de trabajar con sus familiares, y por nada del mundo emplean a alguien de su familia en sus negocios. Los argumentos de unos y otros suelen ser convincentes, siendo así que resulta un ejercicio complicado elegir la filiación a uno u otro extremo de la cuerda. En nuestra opinión, esta polaridad de puntos de vista alrededor del tema, lo hace bien interesante bajo el prisma de la dirección y el ejercicio del liderazgo, es por ello que lo hemos seleccionado para conversar acerca de ello en nuestra publicación.

A lo largo de mi vida laboral, he tenido la oportunidad de trabajar en varios momentos con otros miembros de mi familia. Cuando comencé mi carrera como profesora, en un instituto tecnológico, conocí a mi pareja, ocupando los dos puestos de idéntico rango en la estructura social de aquella organización. Después nuestras carreras se separaron, para volver a trabajar juntos transcurridos algunos años, ocupando yo un cargo  de una jerarquía superior. En esta oportunidad, también trabajaban en la organización varios miembros de la familia, en diferentes posiciones, todas inferiores a la jerarquía de mi cargo; ya que esta organización se caracterizaba porque había muchos nexos familiares en muchos de sus miembros (padres, hijos, hermanos, etc.) Ahora, como consultora independiente, he observado negocios familiares, con comportamientos diversos y filosofías diferentes al enfrentar el trabajo con personas de una misma familia; todo lo cual me ha permitido formarme un criterio alrededor de las ventajas y desventajas de trabajar en (o con la) familia.

Haciendo un análisis exhaustivo de estas vivencias personales y profesionales podemos concluir que el éxito de trabajar con la familia en un ambiente emocionalmente inteligente y profesional se sustenta en tres aspectos fundamentales: reglas, roles y valores.

Fijar las Reglas

Trabajar con otros miembros de la familia, se debe guiar por el mismo patrón de reglas perfectamente definidas que se aplican para otras personas que sean empleadas en el negocio. Dicho de otro modo, los miembros de la familia, cuando están en su puesto de trabajo, deben atenerse a las mismas reglas organizativas y de comportamiento, que cualquier otra persona que fuera contratada para el cargo.

Los empleados, ya sean familiares o no, deben incorporar la cultura de la organización en que se han insertado, y para ello, deben atenerse a las reglas formalizadas para todos los empleados del negocio, de acuerdo a la estructura organizativa, los procesos y las rutinas inherentes al funcionamiento de la organización, que deben estar formalizados en procedimientos que aseguren su cumplimiento por todos y cada uno de los miembros de ésta. Estas reglas deben quedar fijadas, entre otros documentos, en las descripciones de los puestos de trabajo que conforman la estructura social de la organización, incluyendo en las mismas los estándares de calidad requeridos y las normas de comportamiento deseables.

Otras reglas que deben estar perfectamente establecidas son los aspectos que serán tenidos en cuenta en la evaluación del desempeño de los miembros de la organización; la frecuencia, la forma y los métodos que se emplearán en la realización de la misma. Finalmente, deben dejarse claras las formas de pago, el monto del salario y los estándares que determinaran el cobro de éste.

Cuando todas estas cuestiones están perfectamente discriminadas y documentadas en una organización, solo seria cuestión de dejar sentado - previo a la contratación de cualquier familiar como empleado-  cuales son estas reglas y su vigencia para todo el personal que labore en la organización.

Diferenciación y Respeto de los Roles

Uno de los aspectos que a nuestro juicio tiene una mayor influencia negativa en los resultados del trabajo con la familia, es la incapacidad de sus miembros de no diferencias y respetar los roles. Los familiares que trabajan en una misma empresa u organización, deben ser capaces de diferenciar con total claridad, que la estructura social de la organización, no se puede solapar con la estructura social de la familia. Cada quien en cada uno de estos contextos juega un papel diferente, lo que debe ser reconocido y respetado por el resto de los familiares involucrados en la relación laboral.

Todos los que vivimos en el mundo contemporáneo, vivimos e interactuamos con una pluralidad de organizaciones, en todas las cuales tenemos un rol diferente. La familia, en su concepción más general, es una organización con una estructura social donde los padres ocupan el más alto nivel de dirección. Y las empresas y negocios son también organizaciones que tienen un objetivo específico, de acuerdo al cual, se conforman con una cierta estructura social. Una persona cualquiera, pertenece a una familia, pertenece a una organización laboral e interactúa con muchas otras organizaciones: hospitales, escuelas, bufetes de abogados, consultores, tiendas, etc.; y en cada una de ellas, desempeña un papel diferente.

Cuando trabajamos con familiares, el éxito estriba pues, en no comportarnos de manera diferente a como lo haríamos si trabajáramos con extraños, reconociendo que los roles en los negocios son diferentes que en la familia, y cada persona tiene el suyo, y hay que reconocerlo y respetarlo. Los roles en una y otra organización puede permutarse, quien es jefe en una de ellas, puede ser subordinado en la otra; o corresponderse, el jefe del negocio puede ser también el jefe de la familia, pero el rol es diferente, y los modos de afrontamiento y estándares de comportamiento son diferentes. Dicho de un modo mas claro: papá es papá en la familia, pero en el negocio es el jefe, es el directivo o el dueño; y viceversa, el hijo en el negocio, es un colaborador, con los mismos derechos y obligaciones de cualquier empleado que se ubique en la posición que ocupa.

Cuando este diferenciación no se logra, y se superponen y entremezclan, la estructura organización y familiar, si separar los roles familiares de los modos de comportamiento laborales, se generan conflictos de intereses, que generalmente conducen al deterioro de las relaciones, en uno u otro contexto; y en detrimento de los resultados del negocio. Estos conflictos pueden llegar a dejar huellas profundas que laceren la armonía familiar irremediablemente, por lo que resultan de capital importancia asegurarse de que no se susciten los mismos, apoyándonos para ello en el tercer elemento: los valores.

Solidez de los Valores

Para poder alcanzar el éxito en una organización, en cualquier caso, es preciso que los valores de su cultura sean asimilados y se correspondan con los valores de sus miembros. Cuando vamos a decidir trabajar o no, con un miembro de la familia, al igual que hacemos con el resto de los empleados que contratamos, tenemos que asegurarnos de que el repertorio de valores se correspondan con los valores deseable en el contexto organizacional.

Con independencia de que los valores que caracterizan a la cultura de cada organización, son diferentes, pues tienen que corresponderse con el tipo de negocio, las metas especificas y el contexto donde se inserta la misma; existen valores que deben cultivarse en el seno de cualquier organización familiar que son de especial relevancia para lograr que el trabajo entre familiares funcione exitosamente: responsabilidad; respeto, consideración, disciplina y lealtad.

Cuando trabajamos con otros miembros de la familia, ya sea en un negocio estrictamente familiar o en una empresa como empleados, resulta imprescindible que seamos particularmente responsables, ya que en estas circunstancias, un mal desempeño puede poner en tela de juicio al resto de los miembros de la familia, sobre todo en el caso de que el líder o ejecutivo sea, familiar nuestro; por otra parte un comportamiento irresponsable ante las metas organizacionales, compromete doblemente el éxito de todo el colectivo. Lo anteriormente expuesto, es válido asimismo para el caso de la disciplina.

Por otra parte, cuando se trabaja con otros miembros de la familia, tienen particular importancia el respeto, la consideración y la lealtad, que el deterioro de estos valores en el contexto del negocio, irremediablemente trascenderá al ámbito familiar, creando conflictos que pueden llegar a ser dolorosos pues implican estructuras emocionales de los individuos y el colectivo familiar. En relación con estos valores es particularmente necesario subrayar el papel de líder.

La persona que ostenta la posición de liderazgo, tiene que poner un énfasis particular en el desarrollo de sus competencias emocionales, a fin de lograr el fortalecimiento de los valores anteriormente expuestos mediante la acción gerencial. De modo muy especial, deberá trabajarse el desarrollo de la empatía, ya que el respeto, la consideración y la lealtad se fortalecen cuando somos capaces de ponernos en el lugar de los demás, y calzarnos sus zapatos antes de enfrentar cualquier situación en particular.

En especial, la empatía debe estar presente en la relación entre los colaboradores y el líder, cuando este último es alguien de la familia. Cuando nuestro jefe es un miembro de nuestra familia, es preciso ponernos en su lugar para darnos cuenta de cuanto comprometemos su desempeño y su éxito, cuando no somos suficientemente responsables y disciplinados en el desarrollo de nuestro trabajo. Y en la medida que nos pongamos en el lugar de nuestro familiar/jefe, seremos más respetuosos, considerados y leales, fortaleciendo estos valores de la cultura.

Pero la empatía no se puede desarrollar solo en una dirección, y es el líder el que esta llamado a fomentarla en el marco cotidiano de la comunicación con sus colaboradores. Por otra parte, en el caso de los líderes es preciso poner especial énfasis en el ejercicio de la equidad. En el marco de la organización, empresa o negocio, todos los colaboradores son iguales, sean familiares o no, por lo que es preciso erradicar todo tipo de condescendencia y privilegios por el solo hecho de ser de la misma familia. En el trabajo, los roles deben respetarse de ambas partes, y en especial el líder tiene que subrayar la equidad en las relaciones, como vía para el fortalecimiento de la disciplina y la responsabilidad, así como de los restantes importantes valores que hemos debatido.

A manera de conclusión, quiero comentarles que yo he tenido relaciones familiares que han funcionado muy bien en el contexto laboral, porque siempre hemos tenido en cuenta todos los involucrados, los tres elementos debatidos en este artículo: reglas esclarecidas a priori para todos; diferenciación y respeto de los roles ocupados por cada uno, y fortalecimiento de los valores que preservan la calidad de las relaciones interpersonales, sin menoscabo de los resultados de la organización. También pudiera ponerles un montón de ejemplos positivos que evidencia la validez de estas consideraciones.

Por otra parte, nuestra actividad profesional como consultora nos ha permitido observar y estudiar casos en los que las relaciones familiares llevadas al plano de los negocios, han provocado grandes deterioros en la armonía familiar, destruyendo la misma. Tal parece que volviéramos al punto de partida, y es posible que así sea, pero con un nivel de análisis cualitativamente superior, en el que ha quedado evidenciado que, como ocurre en el resto de las relaciones humanas en cualquier contexto, la preservación de la armonía familiar y el éxito empresarial, dependen únicamente de cómo se manejen acertadamente o no, las competencias emocionales, y de que valores conformen la personalidad de cada uno de los involucrados.





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