Este es un tema muy contradictorio en el ámbito empresarial.
Mientras algunos negocios familiares, trascienden en el tiempo y pasan de
padres a hijos, afianzándose en el mercado y consolidando su cultura de
trabajo; otros directivos, reniegan de trabajar con sus familiares, y por nada
del mundo emplean a alguien de su familia en sus negocios. Los argumentos de
unos y otros suelen ser convincentes, siendo así
que resulta un ejercicio complicado elegir la filiación a uno u otro extremo de
la cuerda. En nuestra opinión, esta polaridad de puntos de vista alrededor del
tema, lo hace bien interesante bajo el prisma de la dirección y el ejercicio
del liderazgo, es por ello que lo hemos seleccionado para conversar acerca de
ello en nuestra publicación.
A lo largo de mi vida laboral, he tenido la oportunidad de
trabajar en varios momentos con otros miembros de mi familia. Cuando comencé mi
carrera como profesora, en un instituto tecnológico, conocí a mi pareja,
ocupando los dos puestos de idéntico rango en la estructura social de aquella organización.
Después nuestras carreras se separaron, para volver a trabajar juntos transcurridos
algunos años, ocupando yo un cargo de una jerarquía superior. En esta
oportunidad, también trabajaban en la organización varios miembros de la familia,
en diferentes posiciones, todas inferiores a la jerarquía de mi cargo; ya que
esta organización se caracterizaba porque había muchos nexos familiares en
muchos de sus miembros (padres, hijos, hermanos, etc.) Ahora, como consultora
independiente, he observado negocios familiares, con comportamientos diversos y
filosofías diferentes al enfrentar el trabajo con personas de una misma
familia; todo lo cual me ha permitido formarme un criterio alrededor de las
ventajas y desventajas de trabajar en (o con la) familia.
Haciendo un análisis exhaustivo de estas vivencias
personales y profesionales podemos concluir que el éxito de trabajar con la
familia en un ambiente emocionalmente inteligente y profesional se sustenta en
tres aspectos fundamentales: reglas,
roles y valores.
Fijar las Reglas
Trabajar con otros miembros de la familia, se debe guiar por
el mismo patrón de reglas perfectamente definidas que se aplican para otras
personas que sean empleadas en el negocio. Dicho de otro modo, los miembros de
la familia, cuando están en su puesto de trabajo, deben atenerse a las mismas
reglas organizativas y de comportamiento, que cualquier otra persona que fuera
contratada para el cargo.
Los empleados, ya sean familiares o no, deben incorporar la
cultura de la organización en que se han insertado, y para ello, deben atenerse
a las reglas formalizadas para todos los empleados del negocio, de acuerdo a la
estructura organizativa, los procesos y las rutinas inherentes al
funcionamiento de la organización, que deben estar formalizados en
procedimientos que aseguren su cumplimiento por todos y cada uno de los
miembros de ésta. Estas reglas deben quedar fijadas, entre otros documentos, en
las descripciones de los puestos de trabajo que conforman la estructura social
de la organización, incluyendo en las mismas los estándares de calidad
requeridos y las normas de comportamiento deseables.
Otras reglas que deben estar perfectamente establecidas son
los aspectos que serán tenidos en cuenta en la evaluación del desempeño de los
miembros de la organización; la frecuencia, la forma y los métodos que se
emplearán en la realización de la misma. Finalmente, deben dejarse claras las
formas de pago, el monto del salario y los estándares que determinaran el cobro
de éste.
Cuando todas estas cuestiones están perfectamente
discriminadas y documentadas en una organización, solo seria cuestión de dejar
sentado - previo a la contratación de cualquier familiar como empleado- cuales son estas reglas y su vigencia para todo el personal que labore en la organización.
Diferenciación y
Respeto de los Roles
Uno de los aspectos que a nuestro juicio tiene una mayor
influencia negativa en los resultados del trabajo con la familia, es la
incapacidad de sus miembros de no diferencias y respetar los roles. Los
familiares que trabajan en una misma empresa u organización, deben ser capaces
de diferenciar con total claridad, que la estructura social de la organización,
no se puede solapar con la estructura social de la familia. Cada quien en cada
uno de estos contextos juega un papel diferente, lo que debe ser reconocido y
respetado por el resto de los familiares involucrados en la relación laboral.
Todos los que vivimos en el mundo contemporáneo, vivimos e
interactuamos con una pluralidad de organizaciones, en todas las cuales tenemos
un rol diferente. La familia, en su concepción más general, es una organización
con una estructura social donde los padres ocupan el más alto nivel de dirección.
Y las empresas y negocios son también organizaciones que tienen un objetivo específico,
de acuerdo al cual, se conforman con una cierta estructura social. Una persona
cualquiera, pertenece a una familia, pertenece a una organización laboral e interactúa
con muchas otras organizaciones: hospitales, escuelas, bufetes de abogados,
consultores, tiendas, etc.; y en cada una de ellas, desempeña un papel
diferente.
Cuando trabajamos con familiares, el éxito estriba pues, en
no comportarnos de manera diferente a como lo haríamos si trabajáramos con extraños,
reconociendo que los roles en los negocios son diferentes que en la familia, y
cada persona tiene el suyo, y hay que reconocerlo y respetarlo. Los roles en
una y otra organización puede permutarse, quien es jefe en una de ellas, puede
ser subordinado en la otra; o corresponderse, el jefe del negocio puede ser también
el jefe de la familia, pero el rol es diferente, y los modos de afrontamiento y
estándares de comportamiento son diferentes. Dicho de un modo mas claro: papá
es papá en la familia, pero en el negocio es el jefe, es el directivo o el dueño;
y viceversa, el hijo en el negocio, es un colaborador, con los mismos derechos
y obligaciones de cualquier empleado que se ubique en la posición que ocupa.
Cuando este diferenciación no se logra, y se superponen y
entremezclan, la estructura organización y familiar, si separar los roles
familiares de los modos de comportamiento laborales, se generan conflictos de
intereses, que generalmente conducen al deterioro de las relaciones, en uno u
otro contexto; y en detrimento de los resultados del negocio. Estos conflictos
pueden llegar a dejar huellas profundas que laceren la armonía familiar
irremediablemente, por lo que resultan de capital importancia asegurarse de que
no se susciten los mismos, apoyándonos para ello en el tercer elemento: los valores.
Solidez de los
Valores
Para poder alcanzar el éxito en una organización, en
cualquier caso, es preciso que los valores de su cultura sean asimilados y se
correspondan con los valores de sus miembros. Cuando vamos a decidir trabajar o
no, con un miembro de la familia, al igual que hacemos con el resto de los
empleados que contratamos, tenemos que asegurarnos de que el repertorio de
valores se correspondan con los valores deseable en el contexto organizacional.
Con independencia de que los valores que caracterizan a la
cultura de cada organización, son diferentes, pues tienen que corresponderse
con el tipo de negocio, las metas especificas y el contexto donde se inserta la
misma; existen valores que deben cultivarse en el seno de cualquier organización
familiar que son de especial relevancia para lograr que el trabajo entre
familiares funcione exitosamente: responsabilidad; respeto, consideración, disciplina
y lealtad.
Cuando trabajamos con otros miembros de la familia, ya sea
en un negocio estrictamente familiar o en una empresa como empleados, resulta
imprescindible que seamos particularmente responsables, ya que en estas
circunstancias, un mal desempeño puede poner en tela de juicio al resto de los
miembros de la familia, sobre todo en el caso de que el líder o ejecutivo sea,
familiar nuestro; por otra parte un comportamiento irresponsable ante las metas
organizacionales, compromete doblemente el éxito de todo el colectivo. Lo
anteriormente expuesto, es válido asimismo para el caso de la disciplina.
Por otra parte, cuando se trabaja con otros miembros de la
familia, tienen particular importancia el respeto, la consideración y la
lealtad, que el deterioro de estos valores en el contexto del negocio,
irremediablemente trascenderá al ámbito familiar, creando conflictos que pueden
llegar a ser dolorosos pues implican estructuras emocionales de los individuos
y el colectivo familiar. En relación con estos valores es particularmente
necesario subrayar el papel de líder.
La persona que ostenta la posición de liderazgo, tiene que
poner un énfasis particular en el desarrollo de sus competencias emocionales, a
fin de lograr el fortalecimiento de los valores anteriormente expuestos
mediante la acción gerencial. De modo muy especial, deberá trabajarse el
desarrollo de la empatía, ya que el respeto, la consideración y la lealtad se
fortalecen cuando somos capaces de ponernos en el lugar de los demás, y
calzarnos sus zapatos antes de enfrentar cualquier situación en particular.
En especial, la empatía debe estar presente en la relación entre
los colaboradores y el líder, cuando este último es alguien de la familia.
Cuando nuestro jefe es un miembro de nuestra familia, es preciso ponernos en su
lugar para darnos cuenta de cuanto comprometemos su desempeño y su éxito,
cuando no somos suficientemente responsables y disciplinados en el desarrollo
de nuestro trabajo. Y en la medida que nos pongamos en el lugar de nuestro
familiar/jefe, seremos más respetuosos, considerados y leales, fortaleciendo
estos valores de la cultura.
Pero la empatía no se puede desarrollar solo en una dirección,
y es el líder el que esta llamado a fomentarla en el marco cotidiano de la comunicación
con sus colaboradores. Por otra parte, en el caso de los líderes es preciso
poner especial énfasis en el ejercicio de la equidad. En el marco de la organización,
empresa o negocio, todos los colaboradores son iguales, sean familiares o no,
por lo que es preciso erradicar todo tipo de condescendencia y privilegios por
el solo hecho de ser de la misma familia. En el trabajo, los roles deben
respetarse de ambas partes, y en especial el líder tiene que subrayar la
equidad en las relaciones, como vía para el fortalecimiento de la disciplina y
la responsabilidad, así como de los restantes importantes valores que hemos debatido.
A manera de conclusión, quiero comentarles que yo he tenido
relaciones familiares que han funcionado muy bien en el contexto laboral,
porque siempre hemos tenido en cuenta todos los involucrados, los tres
elementos debatidos en este artículo: reglas esclarecidas a priori para todos; diferenciación
y respeto de los roles ocupados por cada uno, y fortalecimiento de los valores
que preservan la calidad de las relaciones interpersonales, sin menoscabo de
los resultados de la organización. También pudiera ponerles un montón de
ejemplos positivos que evidencia la validez de estas consideraciones.
Por otra parte, nuestra actividad profesional como
consultora nos ha permitido observar y estudiar casos en los que las relaciones
familiares llevadas al plano de los negocios, han provocado grandes deterioros
en la armonía familiar, destruyendo la misma. Tal parece que volviéramos al
punto de partida, y es posible que así sea, pero con un nivel de análisis cualitativamente
superior, en el que ha quedado evidenciado que, como ocurre en el resto de las
relaciones humanas en cualquier contexto, la preservación de la armonía familiar
y el éxito empresarial, dependen únicamente de cómo se manejen acertadamente o
no, las competencias emocionales, y de que valores conformen la personalidad de
cada uno de los involucrados.