martes, 10 de noviembre de 2015

El Séptimo Pecado: Ignorar la Fuente Interior (I Parte)


A pesar de ser el último pecado, el desconocimiento de la fuente interior es con mucho el más importante de todos los pecados analizados y discutidos hasta ahora, dada la transcendencia de que este pecado tiene en nuestra felicidad. Pero más que discutir el pecado en sí, resulta mucho más interesante establecer y entender, cuál es el hábito que nos pondrá en condiciones de eliminar y erradicar la tendencia a ignorar nuestra fuente interior. El término inglés acuñado para el antídoto del séptimo pecado es: “mindfulness”, lo que en español se interpreta como “concientización”.

Para poder entender, a ciencia cierta, que es “concientización” voy a utilizar una frase de una amiga de mi infancia, psiquiatra infantil muy reconocida, la Dra. Teresa Calvo Oliva: “Debemos de vivir siempre en el aquí y ahora”. Una brecha por donde se nos escapa la felicidad, a penas sin sentir, es la tendencia a querer abarcar varias situaciones y realidades a un tiempo, lo que nos hace perder conciencia total de la experiencia que estamos viviendo.

Las investigaciones realizadas por especialistas acerca del tema, han demostrado que las personas son felices cuando nos focalizamos plenamente en la experiencia que estamos viviendo “aquí y ahora”. Por el contrario, cuando nuestra mente deja de concentrarse en la experiencia presente, nuestras preocupaciones, nuestros temores, nuestras ansiedades y nuestros remordimientos toman cuerpo en nuestras mentes y nos roban las posibilidades de ser verdaderamente felices.

Dado que la concientización es una fuente de felicidad, aun cuando la  experiencia sea negativa, se hace evidente la necesidad de que desarrollemos el beneficioso hábito de vivir el “aquí y ahora”; sin embargo es mucho más fácil definirlo y entenderlo que aprender a practicarlo. Practicar “mindfulness” es mucho más fácil cuando estamos en estado de flow o cuando estamos inmersos en eventos agradables; pero se hace mucho más difícil cuando el evento es negativo y estamos tristes o estresados. Para incorporar este beneficioso hábito resulta imprescindible pensar y vivir “aquí y ahora”.

Resulta indispensable resaltar que aplicar “mindfulness” no implica mantenernos alejados de los pensamientos negativos o regular nuestros pensamientos. De lo que se trata es de mantenernos enfocados en el aquí y ahora aunque se trate de un evento negativo, pero como meros observadores, sin hacer juicios o comentarios. Los sentimiento negativos, generan pensamientos negativos, acciones negativas o remordimientos y culpas, que inducen un nuevo grupo de pensamientos también negativos que inducen acciones que generaran nuevos sentimientos negativos, cíclicamente; convirtiéndose en un círculo vicioso, que ahoga y oprime nuestra felicidad.

Practicar “mindfulness” es:
Observar qué está ocurriendo intensamente, pero sin establecer juicios al respecto.
Observar que ocurre en nuestro entorno.
Observar que ocurre en nuestro interior.
Observar las metas, acciones, pensamientos y emociones que estamos experimentando; como si fuéramos una mosca que observa desde la pared.



Cuando somos “una mosca en la pared”, ponemos distancia entre nosotros y lo que está ocurriendo, y esta distancia reduce significativamente la intensidad de nuestras reacciones emocionales, como resultado de lo cual nos sentimos más calmados y tranquilos, y podemos tener una mayor flexibilidad en nuestras respuestas y reacciones, lo que supone:
  • La habilidad de diferenciar exactamente nuestros sentimientos, remordimientos, culpas, temores y pensamientos.
  • La habilidad de discernir que se opone y que ayuda a tomar decisiones conscientes.
  • La habilidad de observar que está ocurriendo sin juzgar o hacer comentarios al respecto.
  • La habilidad de despersonalizar los problemas y observarlos  desapasionadamente, en clama, sin involucrarnos sentimentalmente.

Practicar “mindfulness” lleva implícito una paradoja, ya que en tanto más logramos tomar distancia entre nosotros y lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, estamos más íntimamente relacionados con lo que está ocurriendo. No obstante, esta práctica nos brinda tantos beneficios – tanto psicológicos como fisiológicos – que vale la pena ponerla en práctica y desarrollar el hábito de enfrentar todos los eventos de la vida con esa perspectiva.

Entre los beneficios de incorporar las habilidades relacionadas con  practicar “mindfulness”, se encuentran las siguientes:
  • Lograr una relación más íntima con la situación del momento.
  • Estar más calmados.
  • Desarrollar la capacidad de responder de manera más flexible ante los problemas.
  • Mantener una relación más íntima con sus propias sensaciones y emociones.
  • Ayuda a responder a los eventos de la vida con inteligencia emocional.
  • Promueve la gentileza y la compasión.
  • Favorece la incorporación del Tercer Hábito para asegurar la felicidad que es ser amoroso y generoso.
  • Promueve hacer el bien.
  • Facilita enfrentar los cambios, ya que propicia una mayor relación con la realidad presente, y en consecuencia nos proporciona mayor felicidad.
  • Mejora la salud física, ya que incrementa la salud del corazón y fortalece el sistema inmunológico.
  • Mejora la salud sicológica, ya que nos hace sentir más relajados, más calmados y mejor dispuestos a ser compasivos.
  • Incrementa nuestra creatividad.
  • Nos ayuda a ganar un mayor acceso a todas nuestras experiencias y conocimientos.


Muchos científicos estudiosos del tema, concuerdan con que la felicidad es un estado interno de cada ser humano; es decir, no llega desde el exterior, sino que su fuente se encuentra en nosotros mismos, y la manera más efectiva de ponernos en contacto con esta fuente es practicando “mindfulness”.

De acuerdo con Anais Nin, “Nosotros no vemos las cosas como son; nosotros vemos las cosas como nosotros somos”. Por otra parte, Buddha sentenció que “Donde hay percepción, hay decepción”. Practicar “mindfulness” nos ayuda a buscar la felicidad en esa fuente interior. De acuerdo con el criterio generalizado de muchos estudiosos, principalmente asociados al Hinduismo y el Budismo, la felicidad es el estado natural del ser humano, y su fuente está en nuestro interior; y cada día son más y más los que científicos que coinciden en señalar la práctica de “mindfulness” como la mejor vía para contactar con nuestra fuente interior de felicidad.

No obstante, la incorporación de esta práctica, choca muy a menudo con algunos obstáculos motivacionales, a saber:
  • “Su práctica no es científica”.  Incorrecto. Cada día son  más numerosos los estudios psicológicos que sustentan, que han probado estadísticamente, las ventajas de practicar “mindfulness”, tanto psicológicas como fisiológicas.
  • “Eso es cosa del Hinduismo y el Budismo”. Incorrecto. Profesores de las más prestigiosas universidades estadounidenses, imparten actualmente cursos acerca de las bondades asociadas a la práctica de la meditación y sus efectos en la salud física y mental de los que incorporan su práctica sistemática. Por otra parte, todas las religiones – de un modo u otro – promueven la felicidad interior mediante la oración, la meditación y la búsqueda del equilibrio emocional interno.
  • “Nos vuelve débiles”. Incorrecto. No podemos confundir la bondad y la compasión, con debilidad. Muchas veces las personas que no son capaces de manejar el estrés, tratan de desacreditar la práctica de “mindfulness”, sin analizar sus propias limitaciones, adjudicándole sus limitaciones personales a dicho ejercicio mental.


Incorporar este hábito no enfrenta solamente los anteriores obstáculos, también existen otros de carácter cognitivo:
  • Confundirlo con pensar menos y decidir por lo que parece ser. Incorrecto. Por el contrario, de lo que se trata es de modificar la relación con nuestros pensamientos, tomar distancia para poder pensar mejor; no se trata de cantidad sino de lograr una mayor calidad en nuestra forma de pensar.
  • Esperar no experimentar temores antes de incursionar en la práctica. Incorrecto. Resulta imposible que desaparezcan todos nuestros temores sin practicar “mindfulness”, así que esta limitante construye un círculo vicioso a nuestro alrededor que nos impide incorporar esta práctica y por ende, suprimir esos temores.
  • Incorporar esta práctica lleva mucho tiempo. Incorrecto. Incluso cinco minutos de mindfulness puede traer resultados significativos en cinco semanas.


Sin embargo, los beneficios de superar estos obstáculos son tantos, que bien valen la pena eliminarlos, y comenzar a incursionar en la práctica sistemática de la concientización (mindfulness) a través de la meditación. Ahora bien, al iniciar nuestra práctica, resulta imprescindible no hacernos expectativas desmedidas, para lo cual es recomendable comprometernos únicamente al comienzo con alcanzar la meta de ser “una mosca en la pared”. Asimismo, debemos practicar la búsqueda desapasionada de la pasión y la auto-compasión para corregir el rumbo si nos desviamos de ese único objetivo, a fin de no desesperarnos o decepcionarnos.

Algunos consejos para los inicios:
  • Tenga en cuenta que cada sesión es una nueva sesión, así que no debe hacerse nuevas expectativas.
  • Trate de dar lo mejor de sí para lograr su único objetivo: ser una mosca en la pared.
  • Cuando descubra que se ha desviado, no se juzgue ni se decepcione, simplemente corrija el rumbo nuevamente utilizando la autocompasión y la búsqueda desapasionada de la pasión.
  • No existen las malas sesiones de meditación, cada nueva sesión aporta más habilidades que propiciarán una mejora continua de su práctica.
  • De acuerdo con el criterio de Chade Mig Tan, debemos enfrentar la práctica de la meditación del mismo modo que mantenemos el equilibrio en una bicicleta. Cuando la bicicleta se desvía un poco de su rumbo hacia la izquierda, recobramos el equilibrio ajustándolo moviendo el timón a la derecha, y viceversa. Cuando hacemos pequeños reajustes reiterada y rápidamente, se crea una sensación de balance continuo, y lo mismo pasa con la atención. Si nos desviamos del curso de nuestros pensamientos, y corregimos reiteradamente cualquier desviación, vamos desarrollando la habilidad de mantener la concentración en el propósito de la práctica.

Así pues, no debemos pretender ser maestros de la meditación de hoy para mañana; sólo la práctica sistemática, y la interiorización de los conceptos y consejos que hemos abordados en esta primera parte del análisis del Séptimo Pecado, nos prepararán para incorporar el hábito que propicia su erradicación. En la segunda parte, ofreceremos un método sencillo para iniciar las prácticas de mindfulness. Hasta entonces les dejo este pensamiento Mahatma Ghandi: “Tengo mucho que hacer hoy así que debo meditar por dos horas en lugar de una”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario