A
pesar de ser el último pecado, el desconocimiento de la fuente interior es con
mucho el más importante de todos los pecados analizados y discutidos hasta
ahora, dada la transcendencia de que este pecado tiene en nuestra felicidad.
Pero más que discutir el pecado en sí, resulta mucho más interesante establecer
y entender, cuál es el hábito que nos pondrá en condiciones de eliminar y
erradicar la tendencia a ignorar nuestra fuente interior. El término inglés
acuñado para el antídoto del séptimo pecado es: “mindfulness”, lo que en
español se interpreta como “concientización”.
Para
poder entender, a ciencia cierta, que es “concientización” voy a utilizar una
frase de una amiga de mi infancia, psiquiatra infantil muy reconocida, la Dra.
Teresa Calvo Oliva: “Debemos de vivir
siempre en el aquí y ahora”. Una brecha por donde se nos escapa la
felicidad, a penas sin sentir, es la tendencia a querer abarcar varias
situaciones y realidades a un tiempo, lo que nos hace perder conciencia total
de la experiencia que estamos viviendo.
Las
investigaciones realizadas por especialistas acerca del tema, han demostrado
que las personas son felices cuando nos focalizamos plenamente en la
experiencia que estamos viviendo “aquí y ahora”. Por el contrario, cuando
nuestra mente deja de concentrarse en la experiencia presente, nuestras
preocupaciones, nuestros temores, nuestras ansiedades y nuestros remordimientos
toman cuerpo en nuestras mentes y nos roban las posibilidades de ser verdaderamente
felices.
Dado
que la concientización es una fuente de felicidad, aun cuando la experiencia
sea negativa, se hace evidente la necesidad de que desarrollemos el beneficioso
hábito de vivir el “aquí y ahora”; sin embargo es mucho más fácil definirlo y
entenderlo que aprender a practicarlo. Practicar “mindfulness” es mucho más
fácil cuando estamos en estado de flow o cuando estamos inmersos en eventos
agradables; pero se hace mucho más difícil cuando el evento es negativo y
estamos tristes o estresados. Para incorporar este beneficioso hábito resulta
imprescindible pensar y vivir “aquí y ahora”.
Resulta
indispensable resaltar que aplicar “mindfulness” no implica mantenernos
alejados de los pensamientos negativos o regular nuestros pensamientos. De lo
que se trata es de mantenernos enfocados en el aquí y ahora aunque se trate de
un evento negativo, pero como meros observadores, sin hacer juicios o
comentarios. Los sentimiento negativos, generan pensamientos negativos,
acciones negativas o remordimientos y culpas, que inducen un nuevo grupo de
pensamientos también negativos que inducen acciones que generaran nuevos
sentimientos negativos, cíclicamente; convirtiéndose en un círculo vicioso, que
ahoga y oprime nuestra felicidad.
Practicar
“mindfulness” es:
Observar
qué está ocurriendo intensamente, pero sin establecer
juicios al respecto.
Observar que ocurre en nuestro entorno.
Observar que ocurre en nuestro interior.
Observar las metas, acciones, pensamientos y emociones que estamos
experimentando; como si fuéramos una mosca que observa desde la pared.
Cuando
somos “una mosca en la pared”, ponemos distancia entre nosotros y lo que está
ocurriendo, y esta distancia reduce significativamente la intensidad de
nuestras reacciones emocionales, como resultado de lo cual nos sentimos más
calmados y tranquilos, y podemos tener una mayor flexibilidad en nuestras
respuestas y reacciones, lo que supone:
- La
habilidad de diferenciar exactamente nuestros sentimientos, remordimientos,
culpas, temores y pensamientos.
- La
habilidad de discernir que se opone y que ayuda a tomar decisiones conscientes.
- La
habilidad de observar que está ocurriendo sin juzgar o hacer comentarios al
respecto.
- La
habilidad de despersonalizar los problemas y observarlos desapasionadamente, en clama, sin
involucrarnos sentimentalmente.
Practicar
“mindfulness” lleva implícito una paradoja, ya que en tanto más logramos tomar
distancia entre nosotros y lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, estamos
más íntimamente relacionados con lo que está ocurriendo. No obstante, esta
práctica nos brinda tantos beneficios – tanto psicológicos como fisiológicos –
que vale la pena ponerla en práctica y desarrollar el hábito de enfrentar todos
los eventos de la vida con esa perspectiva.
Entre
los beneficios de incorporar las habilidades relacionadas con practicar “mindfulness”, se encuentran las
siguientes:
- Lograr
una relación más íntima con la situación del momento.
- Estar
más calmados.
- Desarrollar
la capacidad de responder de manera más flexible ante los problemas.
- Mantener
una relación más íntima con sus propias sensaciones y emociones.
- Ayuda
a responder a los eventos de la vida con inteligencia emocional.
- Promueve
la gentileza y la compasión.
- Favorece
la incorporación del Tercer Hábito para asegurar la felicidad que es ser
amoroso y generoso.
- Promueve
hacer el bien.
- Facilita
enfrentar los cambios, ya que propicia una mayor relación con la realidad
presente, y en consecuencia nos proporciona mayor felicidad.
- Mejora
la salud física, ya que incrementa la salud del corazón y fortalece el sistema
inmunológico.
- Mejora
la salud sicológica, ya que nos hace sentir más relajados, más calmados y mejor
dispuestos a ser compasivos.
- Incrementa
nuestra creatividad.
- Nos
ayuda a ganar un mayor acceso a todas nuestras experiencias y conocimientos.
Muchos
científicos estudiosos del tema, concuerdan con que la felicidad es un estado
interno de cada ser humano; es decir, no llega desde el exterior, sino que su
fuente se encuentra en nosotros mismos, y la manera más efectiva de ponernos en
contacto con esta fuente es practicando “mindfulness”.
De acuerdo
con Anais Nin, “Nosotros no vemos las cosas como son; nosotros vemos las cosas
como nosotros somos”. Por otra parte, Buddha sentenció que “Donde hay
percepción, hay decepción”. Practicar “mindfulness”
nos ayuda a buscar la felicidad en esa fuente interior. De acuerdo con el
criterio generalizado de muchos estudiosos, principalmente asociados al
Hinduismo y el Budismo, la felicidad es el estado natural del ser humano, y su
fuente está en nuestro interior; y cada día son más y más los que científicos
que coinciden en señalar la práctica de “mindfulness” como la mejor vía para
contactar con nuestra fuente interior de felicidad.
No
obstante, la incorporación de esta práctica, choca muy a menudo con algunos
obstáculos motivacionales, a saber:
- “Su práctica no es científica”. Incorrecto. Cada día son más numerosos los estudios psicológicos que
sustentan, que han probado estadísticamente, las ventajas de practicar “mindfulness”,
tanto psicológicas como fisiológicas.
- “Eso es cosa del Hinduismo y el
Budismo”. Incorrecto. Profesores de las más
prestigiosas universidades estadounidenses, imparten actualmente cursos acerca
de las bondades asociadas a la práctica de la meditación y sus efectos en la
salud física y mental de los que incorporan su práctica sistemática. Por otra
parte, todas las religiones – de un modo u otro – promueven la felicidad
interior mediante la oración, la meditación y la búsqueda del equilibrio
emocional interno.
- “Nos vuelve débiles”.
Incorrecto. No podemos confundir la bondad y la compasión, con debilidad.
Muchas veces las personas que no son capaces de manejar el estrés, tratan de
desacreditar la práctica de “mindfulness”, sin analizar sus propias
limitaciones, adjudicándole sus limitaciones personales a dicho ejercicio
mental.

Incorporar
este hábito no enfrenta solamente los anteriores obstáculos, también existen
otros de carácter cognitivo:
- Confundirlo con pensar menos y decidir
por lo que parece ser. Incorrecto. Por el contrario, de lo que se
trata es de modificar la relación con nuestros pensamientos, tomar distancia
para poder pensar mejor; no se trata de cantidad sino de lograr una mayor
calidad en nuestra forma de pensar.
- Esperar no experimentar temores antes
de incursionar en la práctica. Incorrecto. Resulta imposible que
desaparezcan todos nuestros temores sin practicar “mindfulness”, así que esta
limitante construye un círculo vicioso a nuestro alrededor que nos impide
incorporar esta práctica y por ende, suprimir esos temores.
- Incorporar esta práctica lleva mucho
tiempo. Incorrecto. Incluso cinco minutos de mindfulness puede traer
resultados significativos en cinco semanas.
Sin embargo,
los beneficios de superar estos obstáculos son tantos, que bien valen la pena eliminarlos,
y comenzar a incursionar en la práctica sistemática de la concientización
(mindfulness) a través de la meditación. Ahora bien, al iniciar nuestra
práctica, resulta imprescindible no hacernos expectativas desmedidas, para lo
cual es recomendable comprometernos únicamente al comienzo con alcanzar la meta
de ser “una mosca en la pared”. Asimismo, debemos practicar la búsqueda
desapasionada de la pasión y la auto-compasión para corregir el rumbo si nos
desviamos de ese único objetivo, a fin de no desesperarnos o decepcionarnos.
Algunos consejos para los inicios:
- Tenga en
cuenta que cada sesión es una nueva sesión, así que no debe hacerse nuevas
expectativas.
- Trate de
dar lo mejor de sí para lograr su único objetivo: ser una mosca en la pared.
- Cuando
descubra que se ha desviado, no se juzgue ni se decepcione, simplemente corrija
el rumbo nuevamente utilizando la autocompasión y la búsqueda desapasionada de
la pasión.
- No existen
las malas sesiones de meditación, cada nueva sesión aporta más habilidades que
propiciarán una mejora continua de su práctica.
- De acuerdo
con el criterio de Chade Mig Tan, debemos enfrentar la práctica de la
meditación del mismo modo que mantenemos el equilibrio en una bicicleta. Cuando
la bicicleta se desvía un poco de su rumbo hacia la izquierda, recobramos el
equilibrio ajustándolo moviendo el timón a la derecha, y viceversa. Cuando
hacemos pequeños reajustes reiterada y rápidamente, se crea una sensación de
balance continuo, y lo mismo pasa con la atención. Si nos desviamos del curso
de nuestros pensamientos, y corregimos reiteradamente cualquier desviación,
vamos desarrollando la habilidad de mantener la concentración en el propósito
de la práctica.
Así pues,
no debemos pretender ser maestros de la meditación de hoy para mañana; sólo la
práctica sistemática, y la interiorización de los conceptos y consejos que
hemos abordados en esta primera parte del análisis del Séptimo Pecado, nos
prepararán para incorporar el hábito que propicia su erradicación. En la
segunda parte, ofreceremos un método sencillo para iniciar las prácticas de
mindfulness. Hasta entonces les dejo este pensamiento Mahatma Ghandi: “Tengo
mucho que hacer hoy así que debo meditar por dos horas en lugar de una”.