El hombre, desde su surgimiento ha vivido en comunidades, pudiera decirse que debido a su propio desarrollo biológico, la manada ha sido su entorno natural de crecimiento y desarrollo, hasta alcanzar finalmente su condición actual, reconociendo así que un hombre solo es incapaz de satisfacer todas sus necesidades y deseos. Como consecuencia de su propio desarrollo como especie animal, desde los albores mismos del desarrollo de la humanidad el hombre reveló su condición de ser social, evidenciando su necesidad de crecer y desarrollarse en el marco de la colectividad, donde su capacidad para transformar el medio se potencia en la interacción del grupo, lo que lo hace un entorno mucho mas propicio para su desarrollo.
Con la evolución de la especie, y el incremento de la complejidad de las tareas que debía acometer para adaptarse al medio y desarrollarlo, se puso de manifiesto la necesidad de la acción del grupo para lograr los propósitos deseados, lo que creó las condiciones para el surgimiento de la dirección como actividad humana, dada la necesidad de orientar y coordinar los esfuerzos en aras de la obtención de objetivo común. A partir de entonces, el desarrollo de las fuerzas productivas y la división social de trabajo determinaron el surgimiento de relaciones cada vez más complejas que dieron origen a la formación de las organizaciones, donde la satisfacción de una necesidad económico-social se convierte en el motivo impulsor de la formación de un sistema de estructuras y relaciones que propician el incremento de la eficacia de las acciones del grupo.
En el mundo de hoy es imposible concebir la vida sin organizaciones, ya que toda la vida del hombre moderno transcurre en el marco de éstas. Nacemos en organizaciones y en ellas nos educamos, nos entrenamos, nos casamos, trabajamos, atendemos nuestra la salud y la educación de nuestros hijos, para finalmente ser llevados al descanso definitivo también por una organización. Por otra parte, cuando queremos solazarnos o pasar unas lindas vacaciones apelamos a varias organizaciones que se encargan de proporcionarnos el disfrute deseado. Podría decirse entonces que el mundo del hombre contemporáneo es la resultante de la interacción dinámica de todas las organizaciones que el propio hombre ha creado para satisfacer sus necesidades tanto materiales como emocionales. (Pavón & Gómez, 2012)
Cuando se analizan de manera detallada las organizaciones que conforman el entorno del hombre moderno, se hace evidente un conjunto de propiedades que permiten describirlas como un tipo particular de sistema, ya que están formadas por un conjunto de partes que interactúan entre sí y de cuya interacción se derivan cualidades que no posee ninguna de las partes que la integran por separado; es decir, los resultados integrales de la organización, son consecuencia de las sinergias resultantes de la interacción de sus elementos, lo que le otorga a la misma carácter sistémico.
Asimismo, la interacción de la organización con su entorno, tiene una incidencia significativa en la eficacia de la misma en la consecución de sus objetivos, por lo que para entender cabalmente el funcionamiento de las organizaciones tomar en consideración la composición del entorno con el cual interactúan, en el cual es posible distinguir tres ámbitos: físico, cultural y tecnológico, los cuales le imponen y especifican, a las personas que están en el sistema, ciertas actividades, interacciones y sentimientos, ambientalmente determinados, que constituyen el entorno o sistema externo.
De acuerdo a la finalidad con que han sido creadas, las organizaciones clasificarse como: formales, sociales e informales. La organización, tal como se abordara en el presente espacio, conceptualiza lo que los sociólogos describen como organización formal, la cual se caracteriza por tener diferentes niveles jerárquicos y diversas áreas funcionales derivadas de la división del trabajo.
En el en el contexto de las organizaciones formales pueden aparecer patrones de coordinación que surgen espontáneamente entre algunos de sus miembros, y que no están estipulados en el manual de organización de la misma. A este tipo de organizaciones, se les denomina organizaciones informales. Este tipo de organización está presente en todos los sistemas organizativos formales, e inducen una gran complejidad a las relaciones que se dan el marco de las mismas, generando muchos problemas psicológicos como resultante de la interacción entre las organizaciones formal e informal, dentro del propio sistema organizativo.
No obstante, cualquiera que sea su propósito y el patrón de interacción entre sus miembros, los sistemas organizativos tienen un carácter eminentemente social, ya que el hombre es, además de su componente básico, una parte del sistema y su portador; por otra parte, estos sistemas constituyen una necesidad perentoria para su desarrollo, ya que es en el marco de las organizaciones que el hombre crea el sustento material de su existencia y ellas constituyen el soporte de toda la superestructura política y cultural de la sociedad moderna. Las organizaciones sirven al desarrollo de la sociedad; propician la realización de proyectos complejos; contribuyen a la conservación y desarrollo del conocimiento humano y constituyen una fuente de crecimiento continuo para el hombre como ser social.
Como consecuencia de lo anterior, las organizaciones tienen la cualidad de ser sistemas altamente complejos y estocásticos, ya que el hombre – con su individualidad subjetiva – adiciona complejidad a las relaciones que se dan en el marco del sistema, y el entorno en que se insertan las mismas, induce asimismo aleatoriedad a partir de los cambios que se producen en el mismo. Lo anterior determina que sea preciso encontrar una forma de minimizar los efectos inducidos por ambos factores y manejar con éxito la complejidad del sistema, lo que determina el surgimiento de una nueva actividad humana: la administración. (Pavón & Gómez, 2012)
La administración es el proceso que permite combinar los recursos materiales con los conocimientos y habilidades de los integrantes de la organización con el objetivo de alcanzar el propósito que ha dado sentido de existencia a la misma. Este proceso supone la ejecución de acciones que propicien el uso racional y efectivo de los recursos disponibles, incluidas las competencias individuales de cada uno de sus miembros, dirigiendo los esfuerzos colectivos hacia las metas de la organización, de tal manera que se logren los mismos cumpliéndo con las llamadas 4E: eficacia, eficiencia, economía y ecología.
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